INTRODUCIR UN BUEN HÁBITO
La introducción de hábitos saludables en los niños es una de las cosas más monótonas que puede tener la educación.
Sencillamente, porque sólo conozco una manera de introducirlos y que se asienten y se integren en su rutina.
Y es… repetición, repetición, repetición 365 días al año.
El cepillado de dientes es un ejemplo muy claro de cómo se puede incorporar en la infancia como un hábito, que si se arraiga permanecerá toda la vida
Alrededor del año y medio a dos años, los niños tienen una curiosidad infinita por lo que hacen los adultos. Fundamentalmente los papás y hermanitos mayores.
Quieren hacer lo mismo que hacen ellos,
y además lo quieren hacer solitos.
Como siempre, este interés juega a nuestro favor y hay que aprovecharlo.
El pequeño pedirá su cepillo de dientes y se lo podremos ofrecer, sin ningún problema.
Por supuesto, es mejor que el cepillo sea de cerdas blanditas, porque los pequeños en esos momentos tienen poco control motor y pueden hacerse daño.
No es necesario, ni aconsejable, añadir pasta…
ya que se la van a tragar y no nos va a aportar nada.
El mismo consejo daría para los niños mayorcitos, aunque a su edad ya no se traguen la pasta.
La razón del por qué no me parece adecuada, es porque con la pasta de dientes, el cepillado se hace muy incómodo debido a la cantidad de espuma que se genera, lo que hará que tengan mucha prisa por terminar.
Y lo importante es el cepillado, no la pasta. Es preferible que un niño esté varios minutos cepillándose sin pasta, que hacerlo con pasta, pero menos tiempo.
Además, un minuto a un niño se le hace eterno…
Un truco que puede funcionar en los niños mayores, es dejar que se cepillen mientas hacen otra actividad, por ejemplo, cuando les lees el cuento de la noche, pero para eso mejor que sea sin pasta de dientes.
Si deja que nosotros le ayudemos, fantástico. Si no quiere, no os empeñéis… lo importante a esta edad es que coja el hábito, ya mejorará la técnica cuando sea más mayorcito.
En los primeros momentos el niño estará encantado de cepillarse los dientes con la familia, porque le resulta un juego muy divertido, ¡¡pero …hay!! el juego a las semanas ya resulta monótono y ya no apetece. Suele ocurrir con casi todo lo que aprenden los pequeños.
Aquí es donde entra la repetición, repetición, repetición…
Llevar al peque a cepillarse los dientes todos los días, aunque no le apetezca, es fundamental, también lo es, hacerlo en el mismo momento del día.
Me explico, si esta noche, nos levantamos de cenar y vamos a cepillarnos los dientes, y mañana esperamos a dejar limpia la cocina y pasado lo hacemos después del pijama, esta repetición no será tan efectiva.
El truco es que el pequeño sepa que inmediatamente después de la cena va el cepillado.
O que va inmediatamente después de ponerme el pijama… que haga esa asociación y lo recuerde.
Mi consejo es hacerlo inmediatamente después de la cena…
ya que después, nos entretenemos con otras cosas, entra la pereza y el cansancio y nos va a costar más.
En niños mayorcitos la rutina para adquirir el hábito funcionará del mismo modo.
Ah! y no olvidéis que la mejor manera de conseguir buenos hábitos, es que vosotros también los tengáis.