Si ya habéis leído el post que habla del sueño infantil a partir de los 6 meses, veréis muchas similitudes con el que vais a leer a continuación.
Simplemente porque a partir del año, lo importante será mantener las rutinas ya establecidas para ir a la cama.
Pero a partir del año entramos en la edad de la rebeldía, así que mantener esas rutinas requerirá por parte de los padres, paciencia y firmeza a partes iguales.
Vuestra criatura ya tiene más de un año, pero el momento de ir a dormir continúa siendo uno de los más temidos para los padres.
Algo va mejorando, pero en esta edad todavía 2 de cada 10 niños tienen despertares nocturnos y el 50% de su sueño continúa siendo ligero.
Supongo que si estás leyendo este post es que perteneces a ese porcentaje de padres al que su niño no le deja descansar bien habitualmente… (así que la estadística me imagino que os debe importar bastante poco…)
Esto siempre hablando desde la perspectiva de los padres, porque ningún niño llega a mi consulta con cara de “agotao” y diciendo, “mis padres no me dejan dormir” … los pequeños siempre duermen lo que necesitan.
DATOS SOBRE SUEÑO INFANTIL
Dormir de un tirón definido como dormir 5 horas seguidas
Estudio de Anders: Grabación en video
· Bebés de 2 meses …….. El 15%
· Bebés de 9 meses ……. .El 33%
Los despertares nocturnos son evolutivamente normales, es cuestióin de maduración.
· 1 – 2 años: 20%
· 3 años: 14%
· 4 años: 8%
Van disminuyendo con la edad.
Psychiatry Lippincot. Vol. 2. Cap. 52
A partir del año de vida estamos en una nueva etapa de su desarrollo… una etapa preciosa, pero también con dificultades.
Comienzan a tener conciencia de su personalidad y de que pueden contradecir y oponerse a lo que se les pide.
Empieza la edad del “NO”… da igual lo que preguntes la respuesta será “No”… y lo de preguntar ¿Vamos a la cama? no será ninguna excepción…
Si lo pensáis bien, cada vez que vuestro pequeño descubre algo nuevo, por ejemplo, que hace ruido cuando grita, o que tose y llama la atención, o si descubre que tiene orejitas (cuántas consultas han tenido los pediatras para descartar una otitis porque el niño no para de tocarse la orejita) …. Repiten hasta la saciedad ese comportamiento, hasta que se cansan…
Lo mismo harán con el “No” y esto hará difícil todas las rutinas establecidas con el niño, referentes a todo, alimentación, sueño….
Es una etapa de su evolución que hay que pasar, la buena noticia es que es bueno que se presente.
Es la prueba de que nuestra criatura está creciendo.
Eso sí, nos va a costar más educarlo.
Insistiendo en el ejemplo de la escritura que mencioné en el anterior post, en estos momentos estamos enseñando a agarrar una pintura y hacer rayas y poco a poco veremos cómo aumenta su aprendizaje…. Pero tardará un tiempo en aprender a escribir…
Repasemos las rutinas que ya habremos establecido y si no lo hemos hecho, será un buen momento para empezar.
1º las horas previas a ir a la cama.
Si tenéis problemas para que vuestro pequeño se duerma, repasar las horas que preceden a ir a la cama.
Preparar la casa y la atmósfera para la noche y el descanso, es muy importante bajar la actividad, el sonido, la luz….
Si conseguís disminuir los estímulos que recibe vuestro hijo en las horas previas al sueño no solo beneficiará al niño, también a los papás.
En general pasar de una actividad o estimulación alta, a dormir, suele requerir un buen rato de relajamiento y esto no sólo les ocurre a los niños.
Por tanto, no serán buena idea los juegos muy activos, programas de televisión, música muy alta…
Ponernos a correr muebles, o imitar a Roció Jurado mientras preparáis la cena, tampoco es buena idea.
Si los padres tenéis algo que discutir, dejarlo para otro momento.
Pensad que si a un niño le excitamos con alguna actividad o juego, no podemos pretender que se duerma a continuación, seguirá excitado un buen rato.
Haciendo un símil, un tanto extraño, con los electrodomésticos de nuestra casa….
Por ejemplo, un ventilador, mientras está encendido gira y mueve el aire, pero en cuanto lo apagas se para en el acto.
Un funcionamiento muy diferente es el de la vitrocerámica, la enciendes y empieza a quemar, pero cuando la apagues que no se te ocurra poner la mano encima durante un buen rato, porque te quemarás.
Los niños se parecen más a una vitrocerámica que a un secador. No hay un interruptor de apagado instantáneo.
Lo siento por aquellos padres y madres que acuden a casa al final de la tarde y que no han visto a su hijo en todo el día.
Podrán jugar con él, por supuesto, pero si se le excita mucho, seguramente eso condicionará que le cueste más coger el sueño.
Mejor pasar ese tiempo con él de forma relajada, será igual de gratificante.
2º ¿Dónde está el truco de las rutinas?
Si un niño sabe lo que va a ocurrir en el momento siguiente, estará más relajado y podrá coger el sueño con más facilidad.
El ir a la cama es uno de los momentos más duros y que más temen los padres porque termina por convertirse en un tira y afloja bastante desagradable.
Y suele ser porque los padres no han conseguido dejar claro el punto o momento donde, sí o sí, hay que ir a la cama.
Un niño puede estar agotado, pero en cuanto oiga, “¡A la cama!” se activará de una manera extraordinaria. La firmeza de los padres para no alargar ese momento será fundamental.
3º Empezamos a contar cuentos.
Seguramente ya habréis empezado a hacerlo, pero si no, es un buen momento para empezar.
Acostarse con ellos y contarles una historia o un cuento, aparte de ayudarle a dormir, será uno de los mejores recuerdos de su infancia.
En ese momento el niño sabe que papá o mamá está allí con él, dedicándole toda su atención, aunque no os garantice que duerma inmediatamente, sí que se convertirá en uno de los mejores momentos para el pequeño y para vosotros…
4º Negociamos antes de ir a la cama y se mantienen los acuerdos
Ese momento agradable se puede ir convirtiendo en “y ahora otro cuento”, u “otro peluche más”, u otro y otro… o “dame agua”, “quiero pis”….
Mi consejo es que acordéis lo que va a ocurrir, si se lee un cuento, es sólo un cuento. Si damos un peluche, sólo un peluche.
Se trata de que el niño no entre en el bucle, de qué voy a discurrir ahora para que mamá o papá no se vayan…
Ese estado hace que estén alerta con la incertidumbre de ver hasta dónde van a “tragar” los papás, y si voy a conseguir 10 minutitos más de compañía.
Insisto, un niño que sabe lo que va a ocurrir siempre, cuando el cuento se termine, será más fácil que se relaje y se duerma.
El agua, en cuanto se pueda, se deja a su alcance para que la tome él y si hay alguna circunstancia que os obligue a ir a atenderlo, hacerlo inmediatamente, pero con rapidez y con las palabras justas…
Como ya comenté en el primer post, conseguir que un niño se duerma sólo, es una tarea que requiere aprendizaje y muuuuucha paciencia.
El sueño en niños ya mayorcitos, a partir de los 4 años requiere un abordaje diferente que desarrollaré en el siguiente post.